lunes, 24 de marzo de 2014

Banca colombiana es cada vez más rica y menos generosa*


Por: Jairo Orlando Villabona Robayo,
profesor de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia

Un estudio de la UN que analizó los 10 bancos más grandes del país confirmó la inmensa rentabilidad y concentración de riqueza que ostenta el sector, sus altos márgenes de intermediación, la poca bancarización lograda y la baja democratización del crédito. Estos datos son dicientes: en una década su patrimonio aumentó un 377,1% y sus utilidades un 1.035,9%.

La banca colombiana está altamente concentrada y tiene una verdadera situación de oligopolio que la sitúa en una clara posición dominante frente al resto de la economía. De ahí sus exagerados márgenes de utilidad en detrimento de la productividad y la necesidad de financiación de los demás sectores.

Peor aún, en el caso de las microempresas y los estratos bajos, los pocos que tienen acceso al crédito obtienen tasas cercanas al 34% efectivo anual, como se pudo apreciar en Bancamía. Esta situación, en muchos casos, los lleva a la quiebra o no los hace competitivos.
La alta concentración tampoco ha permitido lograr lo contemplado en la Constitución Nacional sobre la democratización del crédito (artículo 335) y la promoción de la competencia (artículo 333), responsabilidades que el Estado no está cumpliendo y una situación que empeoró con el Gobierno de la década pasada.
En el análisis se aprecia que el Grupo Aval (se toma como un banco), Bancolombia y Davivienda poseen el 62% del activo de los bancos y adicionando al bbva el valor asciende al 71%. En cuanto a cartera, los tres primeros poseen el 63% y con el bbva el 72%, en patrimonio tienen, respectivamente, el 66% y el 74% y en utilidades, el 60% y el 71%. La concentración es innegable.
Comunidades sin crédito
Las tasas de interés tienen una importancia indudable en el desarrollo de la economía como instrumento generador de crecimiento, ya que en un escenario donde estas sean bajas, existe un incentivo para que empresas y hogares decidan adelantar sus planes de inversión y producción, al tiempo que aumentan su disposición a consumir.
En el caso colombiano se pudo demostrar que las altas tasas de interés son un obstáculo para el desarrollo industrial, pues impiden el apalancamiento necesario para realizar inversiones.
Según estadísticas del Banco Mundial, en el 2008 el país contaba con una bancarización cercana al 54%, una de las más bajas del mundo, a diferencia de Chile (98%), Brasil (102%) y Estados Unidos (224%).
La cifra preocupa si se tiene en cuenta que la bancarización es un indicador de la democratización del crédito, establecida por el Banco Mundial como la relación de la cartera bancaria frente al pib para determinar el acceso al crédito en los diferentes lugares del mundo. Algo contrario a lo que indicó la Directora de la Asociación Bancaria en Colombia, quien la definió como un simple producto bancario.
Esto es un distractor para ocultar la precaria situación de acceso al crédito en el país, exclusivo de los sectores que pueden demostrar solvencia y buenas garantías. Hoy se afirma que el crédito es un derecho humano, pero esto en nuestro país no se cumple.
En Colombia también se ha pretendido presentar la bancarización como la apertura de una gran cantidad de corresponsales bancarios. Pero solo se trata de una estrategia para captar recursos de las comunidades más alejadas y pobres y disminuir los costos administrativos de los bancos. En síntesis, no es un plan para facilitar el otorgamiento de créditos con tasas justas. 
Negocio redondo 
Entre 2001 y 2009, el patrimonio de los bancos tuvo una participación promedio del 11,7% sobre el activo total. Esto significa que los ahorradores eran dueños del 88,3% de los recursos y que de cada 100 pesos que en promedio prestaba un banco, 88,3 no eran de estas entidades, sino de los depositantes.
El capital social (lo que realmente invierten los propietarios de los bancos) representó en promedio el 1,5%, pero en el 2009 tan solo equivalía al 0,8% del activo, lo cual ratifica la generosidad del negocio en Colombia para los banqueros.
Es por ello que estas entidades financieras no tienen necesidad de inyectar capital adicional, por cuanto la generación interna es tan alta que, por el contrario, pueden seguir distribuyendo importantes utilidades sin afectar la rentabilidad ni la estructura del negocio.
Para el 2009, según información de la Superfinanciera, el consolidado de las utilidades de todos los bancos representaba el 136,2% del capital social; es decir, los propietarios recuperaron todo su capital invertido en un solo año y les sobró un 36,2% de esta inversión. Resumiendo, en un año los accionistas de los bancos recuperan toda su inversión inicial y, además, obtienen ganancias.
El patrimonio efectivamente ha aumentado, pero no como resultado de mayores aportes de los dueños, sino por la capitalización de una parte de las utilidades, pues la fracción mayor se ha distribuido entre ellos.
En lo relativo a los intereses, en los últimos 10 años la utilidad bruta en promedio fue del 107,87% con respecto al gasto en intereses, con crecimiento constante, lo que representa para el 2009 el 136,97%. Esto implica que los bancos, en la década analizada, por cada 100 pesos que tenían en gastos por intereses recibieron 107,9 pesos de utilidad, valor que en 2009 fue de 136,9 pesos en detrimento de los prestatarios. En promedio en ese año, los bancos analizados recibieron intereses por 652.728 millones de pesos y  una utilidad bruta de 894.031 millones de pesos.
A pesar de que las entradas operacionales o ingresos por intereses son muy altos (43.6%), los ingresos por conceptos diferentes a estos, con respecto a los ingresos totales representaron el 56,4% en promedio para el período analizado.
La misma situación se presentó con los gastos no operacionales que representaron el 30,2% y los operacionales el 21,2%. Más allá de tener como función principal captar recursos de terceros para reubicarlos a un mayor costo (margen de intermediación implícito) los bancos también obtienen una mayor utilidad de los servicios que prestan, en detrimento de los demás sectores económicos.
En el estudio se evidenció que la recuperación de cartera promedio es de un 89,6% y su tendencia es creciente. La pérdida no es tan alta como se podría pensar, lo cual reafirma que el riesgo en Colombia para este tipo de operaciones es bajo. Además, es absorbido significativamente con las jugosas ganancias y con las deducciones de las provisiones de cartera que llevan a pagar un menor impuesto de renta. Ello implica más liquidez, que puede ser invertida en créditos que a su vez conlleva mayor rentabilidad, por ende menor pérdida; no obstante esta situación varía según cada banco. 
El sector consolida sus cifras 
Las utilidades del sector bancario en la década analizada aumentaronw en un 1.035,9% entre 2001 y 2009, al pasar de 318,5 mil millones de pesos a 3,3 billones respectivamente, mientras que en el mismo período el índice de precios al consumidor (ipc) solo aumentó el 52,8%.
En una década, los bancos tuvieron un aumento en sus activos del 294,6%, al pasar de 68,6 billones en el 2001 a 202,1 billones en el 2009. En el caso del patrimonio, esta misma relación fue del 377,1%, mientras que el capital social, lo que aportaron de sus bolsillos los banqueros, tan solo aumentó el 4,3%.
Bancolombia, el banco más grande, fue uno de los que más creció. Sus activos pasaron de 6,9 billones de pesos en el 2000 a 40,9 billones en 2009; lo cual significa un incremento del 485%. De otra parte, si se consolida la información entendiendo que el capital social generalmente ha permanecido constante, se puede concluir que con 393.9 mil millones de pesos invertidos durante una década en este banco, se obtienen 5,2 billones de pesos, más de 13 veces lo invertido, es decir algo más del 1.300% en el periodo considerado. Esto es inimaginable aun en negocios considerados ilícitos. 
Intermediación costosa 
El  margen de intermediación implícito para el 2009 fue uno de los más altos del mundo, pues llegó al 12%, lo que reitera la excesiva utilidad de los bancos colombianos. El de mayor margen de intermediación es Citibank con el 20,5%, seguido por el Banco Agrario con el 18,9%, entidad estatal que debería cumplir una función más social con unas tasas más justas.
Para completar este panorama, el microcrédito en Colombia no es una prioridad del Estado y tampoco se le ha dado la importancia que requiere. Las colocaciones están cerca del 1% del total a unas tasas que en lugar de incentivar el desarrollo en los estratos más deprimidos y las microempresas, generan en muchos casos su quiebra. Bajo esas condiciones, los prestatarios no tienen cómo generar márgenes de rentabilidad por encima de las altas tasas de interés a las que prestan.
En varios países se ha empezado a dar un verdadero desarrollo de la banca social, inexistente hasta el momento en Colombia.
A su vez, los servicios financieros en nuestro país son excesivamente costosos. Estos no reflejan la situación de la banca internacional, sino que forman parte de la estructura económica del sector y de la falta de regulación por parte del Estado, que los recarga a los usuarios con costos elevados.
Esto redunda en un costo de transacción altísimo para microempresas y sectores informales, lo que dificulta el acceso al crédito, producto de la ausencia de historial bancario. Así se lapidan los proyectos productivos de las comunidades más pobres.
Las comparaciones con diversas empresas del sector real demuestran que la actividad bancaria es un negocio muy lucrativo y de bajo riesgo frente a otras actividades que generan más eslabonamientos productivos, mayor empleo y por tanto, mayor bienestar para la sociedad.
No es que se desconozca la importancia de los bancos como intermediarios entre el ahorro y la inversión, sino que, en nuestro país, no han cumplido con su función social ni han demostrado estar al servicio del colectivo o retribuir en algo sus beneficios producto de sus actividades en el mercado.

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