sábado, 28 de febrero de 2015

Apuntes críticos sobre el "Acuerdo por lo Superior 2034"

Camilo Pineda Segura*

Acuerdo por lo superior 2034. Propuesta de política pública para la excelencia de la educación superior en Colombia en el escenario de la paz.” Después de una fracasada reforma a la ley 30 del 92, el Consejo Nacional de Educación Superior (CESU), hace un nuevo proyecto, muy bien elaborado, estructurado de inicio a fin por (con) una retórica intencionada. Según el escrito, la propuesta fue consultada por diferentes personas (sectores) de la sociedad colombiana, aunque también se realizaron diferentes eventos internacionales. Pero la propuesta definitiva la llevo a cabo el Consejo Nacional de Educación Superior (CESU)[1], el cual lo integran representantes del gobierno, rectores de diferentes instituciones de educación superior, entre otros[2].

En este documento es claro, como se quiere defender una propuesta de educación hecha solamente por el gobierno, dejando a un lado otras opiniones y  además se busca implementar proyectos de la pasada reforma a la ley 30 en el 2011.

En la planeación del sector educativo para los próximos años, se tuvo en cuenta recomendaciones de organizaciones internacionales como lo es el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)[3]. En ellos se contempla el aumento de la educación superior de calidad, enfocada en las competencias laborales, esto último haciendo énfasis en la apertura de instituciones de formación técnica y tecnológica como lo es el SENA.

Según Andrés Felipe Mora y Leopoldo Múnera (2014) en este proyecto también fue creado un ente al cual ellos llaman denominan comunidad de respaldo, compuesto por diferentes personalidades como por ejemplo reporteros, académicos, analistas, etc., el cual busca crear ante la opinión pública un consenso a favor de dicha propuesta. Como se dice (señala) en el texto Complejo de Superioridad: El análisis de la educación superior colombiana es vago y esta soportado en datos estadísticos poco matizados, de tal manera que permita (de tal manera busca) construir un consenso suficientemente amplio en la comunidad de respaldo y propiciar (que dé respaldo y propicie) la aceptación en los medios de comunicación y en sus lectores o audiencias por (dada su) talante supuestamente pluralista (Mora & Múnera Ruiz, 2014).

Se puede ver cómo supuestos representantes de la universidad, como -por ejemplo Carlos Mario Lopera Palacio, director del Observatorio de la Universidad Colombiana-, afirma: “Finalmente el país tiene una propuesta de política pública en educación superior, construida con el concurso de todos los sectores, especialmente las asociaciones de IES, rectores y Estado, pero también con estudiantes y profesores, aunque como seguramente pasará, algunos de sus movimientos esgrimirán que no fueron tenidos en cuenta o que la propuesta no los representa”(revisar cita).

El proyecto cuenta con detalles “glamurosos” y un alto trabajo en cuestión de edición, por ejemplo, el prólogo de este fue hecho por Edgar Morin, filósofo y sociólogo francés, el cual expresa que el acuerdo busca una educación crítica con beneficio hacia los colombianos. Teniendo este proyecto un contenido donde su única realidad es la búsqueda de competencias laborales, donde (y) además se olvida que la educación debería ser un derecho para todos.

Por otro lado el acuerdo se olvida completamente de observaciones realizadas por actores de la comunidad universitaria como por ejemplo la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) y se olvida de las poblaciones indígenas y afrocolombianas. Como se indico antes, se busca cubrir del 60% al 65% de la demanda de educación superior con formación técnica, tecnológica para el trabajo y el desarrollo humano.

Uno de los grandes temas de este acuerdo es la igualdad y competitividad: en Colombia se tiene (en Colombia existe) una gran brecha entre ricos y pobres, según un informe del centro universitario de desarrollo (CINDA). La matricula de las personas con menores ingresos en la educación superior es del 8.5% y el 22% hace parte de las personas con mayores recursos del total de la población. Para romper con esta brecha las personas con más bajos recursos fueron destinadas (coaccionadas) a estudiar en el SENA, en  programas con muy bajos niveles de inversión. Por esta razón el SENA aumento su cupo de 97468 estudiantes en el 2005 a 470565 en el 2013. Al mismo tiempo, a las universidades se les exigió una diversificación en cuestión de ofertas educativas mediante programas a distancia.

En el planteamiento de la igualdad se establece criterios de merito y responsabilidad individual, el cual en realidad no es para nada equitativo. Teniendo en cuenta que la educación primaria y secundaria no va a cambiar, el individuo (la persona) de escasos recursos seguirá asistiendo a colegios públicos los cuales mantienen una desventaja frente a los colegios privados (de alto nivel) a los que asisten las personas con mas posibilidades económicas. Por ende, ante criterios de mérito en las universidades solo estudiarían las elites del país, pues contarían con mayor formación que una persona de bajos recursos.

Se establecerán 5 posibilidades segmentadas de formación, las cuales buscaran una articulación entre la educación superior y la formación para el trabajo y el desarrollo humano.


Tomado del articulo Complejo de superioridad

Los últimos cuatro aspectos propuestos por el CESU, (Formación Tecnológica, Técnica Profesional, Técnica laboral y Expertos en Artes y Oficios) deben tener un gran apoyo por parte del gobierno ya que ajustarían el sistema de educación superior a lo que ellos creen que son las necesidades productivas del país. Lo esperado es que estas cuatro últimas divisiones lleguen a representar del 60% al 65% del total de la matrícula del “Sistema de Educación Terciaria”, en el 2034.

Se pretende, que del total de las matriculas, haya un financiamiento del 49% al 64%. Por otro lado se propone bajar los cupos universitarios entre un 3.9% y 10%, según la estimación de esta forma se ve mas explícitamente, que si se aprueba este proyecto, no llegaremos nunca al tan anhelado sueño de una educación superior gratuita.

Es fácil reconocer como el Estado conduce por una declive la educación superior, llenándola de mas obstáculos. En donde sus directivas son pasivas ante estas políticas; políticas que alejan cada vez más el sueño de tener una educación de excelente calidad, gratuita y para todos. Pero solo podremos buscar una verdadera solución con la participación activa de la comunidad universitaria, y en general de la población colombiana, que exija la garantía verdadera de la autonomía y democracia universitaria, y por su puesto con (el respectivo) financiamiento.





*Estudiante de Contaduría Pública, miembro del Colectivo de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional.
[1] En esta organización es muy poca la intervención verdadera por la universidades, ya que los rectores que pueden intervenir fueron escogidos por el gobierno gracias a sus afinidades con este.
[2] La propuesta se encuentra disponible en el sitio web del ministerio de educación: http://www.mineducacion.gov.co/1621/w3-article-344500.html

[3] El documento donde se encuentran las diferentes recomendaciones y evaluaciones hechas por la OCDE y el banco mundial se puede consultar en el enlace: http://www.oecd.org/edu/skills-beyond-school/Evaluaciones%20de%20pol%C3%ADticas%20nacionales%20de%20Educaci%C3%B3n%20-%20La%20Educaci%C3%B3n%20superior%20en%20Colombia.pdf

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