jueves, 26 de marzo de 2015

¿Transformación o desintegración del campo?: Una mirada crítica a la tenencia de la tierra y el sector agrario en el PND 2014-2018



Nicolás Andrés Cabra Ruiz*


El problema agrario en Colombia no es una cuestión reciente, data de cinco siglos atrás, de la época de la colonia, y sigue vigente hoy día. El mayor problema que ha mostrado el sector agrario, a lo largo de la historia del país, ha sido una estructura agraria bimodal, en la cual existen dos polos: por un lado, el acaparamiento masivo de tierras por parte de unos pocos agentes y por el otro la poca concentración de tierras en manos del grueso de la población. La estructura agraria bimodal es conflictiva, inequitativa y de poco desarrollo para el sector agrario (Machado, 2002).

Dando a conocer el mayor problema del sector agrario en la historia del país, es necesario analizar las soluciones que plantea el actual Gobierno Nacional mediante el Plan Nacional de Desarrollo propuesto para el periodo 2014-2018 y dar una mirada mucho más compleja de esta problemática a través de leyes que la respaldan, en este caso la ley 160 de 1994, y a través de una mirada histórica del país, que demuestre que el acaparamiento masivo de tierras, que engendra otros problemas del sector agrario, no es algo reciente sino que encuentra su origen siglos atrás.

En Colombia el 84,7% del territorio está conformado por municipios totalmente rurales,  según la Misión para la Transformación del Campo, el 30,4% de la población colombiana vive en zonas rurales (DNP-MTC, 2014a). De este porcentaje sólo el 36,4% de los hogares rurales tiene acceso a la tierra, el 75,6% de los que acceden a tierras tienen menos de 5 hectáreas (IGAC, 2012) y de éstos el 59% se encuentran en informalidad en términos de la propiedad (DANE, 2011). Respecto al conflicto en términos del uso del suelo, las áreas utilizadas en ganadería superan 1,3 veces el potencial existente, mientras que en agricultura sólo se utiliza el 24% de las tierras aptas (IGAC, 2012). (Ver gráfico 1)

Gráfico 1


Fuente: (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD), 2011)
El PND, muestra el problema de la tenencia de la tierra y propone su solución mediante el objetivo primero, del apartado número VII: Transformación del campo. El cual dice “Ordenar el territorio rural buscando un mayor acceso a la tierra por parte de los productores agropecuarios sin tierras o con tierra insuficiente, el uso eficiente del suelo y la seguridad jurídica sobre los derechos de propiedad bajo un enfoque de crecimiento verde”(Bases PND, 2014). Estos tres aspectos claves, mayor acceso a la tierra; uso eficiente del suelo y la seguridad jurídica, son elementos complementarios que deben ser vistos a la luz de otras miradas, más allá de las bases del PND. En cuanto al mayor acceso sobre la tierra, se hace necesario que el Estado adquiera las tierras que están ilegalmente ocupadas y a pesar de ello son insuficientes, se pasará a la sustracción de zonas de reservas forestales según la ley 2 de 1959.

Lo anterior  encuentra origen en la ley 160 de 1994 donde se crea el Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural Campesino.La ley 160 de 1994, aunque parezca contradictorio, no tiene nada de reforma agraria redistributiva, en realidad, se crea con la excusa de la ineficacia del gobierno para adjudicar baldíos y por ello plantea que el Estado debe expropiar todos aquellos predios que estén titulados de una manera ilegal para luego lanzarlos al mercado.De igual manera plantea subsidiar a los campesinos, a través de la creación de Zonas de Reserva Campesina, para que aquéllos puedan participar en este mercado de tierras. Además de esto, la ley crea la Unidad Agrícola Familiar (UAF), como limitante del acaparamiento de tierras; la cantidad de hectáreas correspondiente a una UAF varía dependiendo del municipio y la máxima cantidad de tierra que se puede adjudicar es la correspondiente a dos UAF. Esta ley, aunque no lo parezca, es un arma de doble filo pues en  el artículo 72 de esta dice que: sólo son aplicables a la acumulación de dos o más Unidades Agrícolas Familiares (UAF) que hubieren sido adjudicadas a partir del 5 de agosto de 1994. Lo cual excluye todo el acaparamiento masivo de tierras hecho antes de esta fecha y, además limita la compra de terrenos configurando el minifundio y perpetuando una estructura agraria bimodal.

Pasando a una mirada histórica y articulando con  todos los tres elementos esenciales para llevar a cabo esta “Transformación del campo”, me remitiré a 1850, año en el cual Agustín Codazzi afirmaba que: “El 75% del territorio colombiano consistía en terrenos baldíos sobre los cuales nadie reclamaba derechos de propiedad” (Legrand, 1988). En este año, en el cual también empieza lo que se conoce como el modelo “agro exportador” se empezó a adjudicar la mayor cantidad de baldíos en las tierras vírgenes colombianas.Cabe resaltar que antes de 1850, con un nuevo Estado quebrado y endeudado, gracias a todo el periodo de independencia, el país se vio en la necesidad de emitir bonos de deuda pública redimibles en tierra, pues éste era el único modo que tenía para saldar las deudas con los militares, nacionales e internacionales, y los créditos concedidos desde Inglaterra para la financiación del proceso de independencia. El gobierno, además de pagar la deuda, tenía como objetivo fomentar la migración de campesinos extranjeros que cultivaran la tierra y vivieran allí; todo esto a causa del déficit poblacional que se vivía en ese entonces. Sin embargo, las tensiones políticas y las guerras civiles hacían a Colombia un país poco atractivo por lo cual la migración nunca se dio (Machado, 2009).En vez de ello, se vio una gran adjudicación de baldíos y con ello un gran acaparamiento de tierras en este primer 25% de territorio explotado.

Con el modelo agro exportador de 1850 se incentiva a los campesinos que también, desplazados a causa de la violencia entre centralistas y federalistas, se trasladan a zonas más tropicales, a diferencia de las zonas medias y altas en las cuales residían originariamente; todo esto a causa de que un grueso de las exportaciones en esta época estaban dadas en productos proclives a tierras más cálidas: productos tales como el Tabaco, la Quina, el Índigo y luego el café (1870) y no por los cultivados en zonas medias y altas, como lo era el altiplano cundiboyacense (Legrand, 1988). Los campesinos, atraídos por la prosperidad económica y el claro interés del gobierno por buscar otra forma de aliviar el déficit fiscal, terminan emigrando hacia estas zonas. Sin embargo, la adjudicación de estos predios baldíos conllevaba unos altos costos de transacción, además del pago del título de propiedad del predio, e incluso cuando los títulos de propiedad se otorgaban de manera gratuita, el campesino tenía que incurrir en otros costos como el pago al agrimensor, por ello muchos de los campesinos, aunque cultivaran la tierra, terminaban sin el título de propiedad de la misma.

Caso contrario al de los empresarios territoriales, los cuales poseían la capacidad económica y las influencias burocráticas para incurrir en aquellos costos. Al parecer, en palabras de Legrand: “Lo difícil para los campesinos fue lo fácil para los empresarios”, además de la capacidad de obtener la adjudicación de una gran cantidad de baldíos. Los empresarios, en muchos casos, compraban predios ya habitados por campesinos e incluso esperaban a que éstos cultivaran los predios para luego expropiarlos; todo esto porque la tierra cultivada genera un mayor valor (ver gráfico 2). Cabe mencionar que muchas veces el empresario utilizaba la tierra más como medio especulativo que como medio productivo. El campesino se enfrentaba a la disyuntiva entre abandonar el predio o trabajar la tierra de este empresario a manera de arrendatario. El resultado final de esto es una clase campesina económicamente dependiente, unos empresarios con grandes latifundios, y unos pocos campesinos con independencia económica con pequeños predios, muchos de los cuales no tienen un título legal de la propiedad, y por lo tanto la persistencia de una estructura agraria bimodal. (ver gráfico 3)

Gráfico 2

Fuente: (Legrand, C. 1988)
Este panorama es clave para analizar ¿qué tan real sería la “transformación del campo”? Con lo anterior se demostró la dificultad en la que se veían sometidos los campesinos a la hora de obtener el título legal de un predio, por lo tanto no había una relación de seguridad jurídica con la tierra La importancia del empresario, hacia la especulación de la tierra, deja en claro que no había un uso eficiente del suelo, y por último la expropiación de los campesinos por parte de los empresarios demuestra que en esta época tampoco había un mayor acceso a la tierra. Ahora bien, estas condiciones han venido siendo legitimadas a lo largo de la historia del país con leyes, aparentemente de reforma agraria, tales como la ley 200 de 1936, que no es más que la legitimación de este acaparamiento masivo de tierras y una de las causas de que hoy la situación en Colombia no sea distinta a la de hace dos siglos. Todo esto para mostrar que el problema de la tenencia de la tierra en Colombia no es una situación reciente y que es mucho más compleja de lo que se piensa y así mismo necesita soluciones más complejas e integrales que las que plantea el PND.

Aunque se sabe que la pacificación del sector rural es clave para cumplir las metas de crecimiento que plantea el PND, este se contradice, con el concepto de PINES (Proyectos de Interés Nacional y Estratégico), que aparece en el articulo 47 e indica que “La ejecución y desarrollo de los PINES constituye un motivo de utilidad pública e interés social, quedando autorizada la expropiación administrativa o judicial de los bienes inmuebles urbanos y rurales que se requieran para tal fin”, con este concepto se restringe la idea de restitución de tierras pues, según el artículo 48 del PND: “La inclusión del predio en el PINE se entenderá en términos del artículo 72 de la ley 1448 de 2011 como una imposibilidad para la restitución” y también la idea de reforma agraria, pues, según el artículo 49 de este, “El Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER) se abstendrá de adjudicar a terceros los baldíos ubicados en el área declarada de utilidad pública e interés social”. En base a estos tres artículos claves para el PND, se ve una clara contradicción entre lo que pretende hacer el plan y los medios que esta utilizando para lograrlo. Si se restringe la restitución de tierras y la adjudicación de tierras baldías, a través de los PINES, claramente habrá una imposibilidad para la pacificación del sector rural y con ello, también habrá dificultades para cumplir estas expectativas de crecimiento. 
Gráfico 3
Fuente: (Legrand, C. 1988)
 Si se hace uso de  los PINES, y todas las leyes anteriormente mencionadas, aspectos en los cuales se fundamenta la “transformación del campo” del PND, el Estado terminará expropiando a muchos campesinos que tienen que cargar con el peso de una tierra que fue trabajada por sus antepasados a lo largo del tiempo y, que por ineficiencia burocrática, no fue legalizada en su título de propiedad. Así mismo, quienes fueron expropiados de sus tierras, de forma ilegal a causa del conflicto armado, tendrán problemas con la restitución de sus tierras e incluso con la adjudicación de terrenos baldíos. Con el PND la estructura bimodal no cambia, en realidad se fortalece, pues, las tierras expropiadas entran al sistema de mercado en la cual se vende al mejor postor, a través de artimañas tales como la creación de “hombres de paja” o más bien “empresas de paja” se da para el acaparamiento masivo de tierras por parte de un solo agente, así esto sea aparentemente legal. Y, por otro lado, aunque se hubiera creado la idea de las Zonas de Reserva Campesina, el concepto de UAF, con todas las limitaciones que trae, sigue configurando un sistema en el cual los campesinos sólo pueden obtener pequeñas extensiones de tierra y con ello se demuestra que la estructura agraria bimodal, causante de la mayoría de conflictos sociales, políticos, económicos, etc., después de varios siglos sigue perdurando y al parecer el periodo 2014-2018 no será la excepción.


 




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*Miembro del Colectivo de Economía.Estudiante de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional.




Referencias



     DANE. (2011). Encuesta de Calidad de Vida (ECV) 2011. Bogotá D.C.: DANE.

     IGAC (Instituto Geográfico Agustín Codazzi). (2012). Atlas de la distribución de la propiedad rural en Colombia . Bogotá D.C.: IGAC.

     DNP, MTC (Misión para la Transformación del Campo). (2014a). Categorías de Ruralidad. Bogotá, D.C.: DNP-MTC.

     Absalón Machado C. De la estructura agraria al sistema agroindustrial. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá 2002,

     Bernal-Morales, A.: "El subsidio integral de tierras en Colombia y la reestructuración del minifundio" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 132, 2010. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/co/



          Absalón, M. (2009). Ensayo para la historia de la política de tierras en Colombia. Bogotá: CID.



     Legrand, C. (1988). Colonización y protesta campesina en Colombia 1850-1950. Bogotá: Universidad nacional.

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